viernes, 6 de febrero de 2009

Marruecos, del desinterés a la ensoñación (I)

Marruecos, país del otro lado del mar. Casi al otro lado del mundo. Sin interés, al menos, para mí. Tercermundista. Sin encantos que me atrayeran como para viajar hasta allí y no digamos en autocaravana.
Todo eso es un recuerdo del ayer.
Hoy, Marruecos se ha convertido en parte de las tertulias, en horas delante de la tele viendo videos y documentales de este y aquel canal, de este y aquel DVD conseguido de diversas formas. Marruecos está entre las lecturas favoritas de cabecera, en relatos de otros viajeros, en guías y revistas adquiridas. Mapas de Marruecos llenan el disco duro de mi ordenador, sacados de páginas de 4x4; cuelgan de las paredes de mi estudio y aparcan sobre mi mesa. Busco lugares de interés para visitar, zonas donde pernoctar, campings en los que conseguir agua, vaciar los depósitos, cargar baterías.
Marruecos ha transformado nuestro pensamiento.

"Viajar a Marruecos" no parece ser muy complicado. No eso lo que me da miedo, sobre todo si creemos a pie juntillas lo que cuentan todos los viajeros que ya lo han hecho. Quizás lo que me da un poco de más respeto es "viajar por Marruecos".
Carreteras, incluso pistas; los conductores, que parecen, según algunos, que son los protagonistas de aquella película titulada "Aquellos locos en sus locos cacharros"; los peatones de dos y cuatro "piennas" que parecen que pululan por aquí y por allá con un desorden ordenado que, seguro, que por lo menos nos chocará nada más llegar.
Por lo demás "viajar por Marruecos" será como por cualquier otro país, kilómetros y más kilómetros detrás de la rosquilla; eso sí, seguro que con más polvo por todos lados, por fuera, pero también por dentro. Habrá que hacerle un buena limpieza después, cuando ya lleguemos a la vieja España.

Estamos ilusionados. Nos han ilusionado. Nos estamos dejando llevar, aunque me parece que nos estamos empujando solos.
Tenemos un contratiempo laboral. La Semana Santa de una enfermera no es como la de cualquier trabajador y menos si este es maestro. De los nueve días que se podría disponer, sólo tenemos seguro, segurísimo, cuatro, pero la esperanza es lo último que se pierde y este no es un viaje que se prepara en dos días, por tanto, la ilusión nos está haciendo prepararlo como si dispusiéramos de todos los días ya.

La amabilidad del pueblo marroquí es, al menos, tan grande como su pobreza. Dicen que es de ser solidario llevar ropa, utensilios escolares, ordenadores que por aquí estén obsoletos. Con todo ésto, tengo los sentimientos encontrados. No sé si llevar todo aquello que aquí nos sobra, eso sí estando perfectamente utilizable, es lo mejor, es de ser solidario. Supongo que sí. Por ello llevaremos todo lo que podamos transportar, supongo que será sobre todo ropa, además de recolectar lápices, gomas, rotuladores, cartulinas, libretas, etc..

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