Siguiendo con nuestras rutas por Portugal, pasar cuatro días con los vecinos nos pareció buena idea, pero no nos interesaba volver a algún lugar conocido, deseábamos recorrer nuevas tierras portuguesas no acariciadas por nuestros pies.
Por los alrededores de Aveiro, nos parecío una buena idea. Quizás Oporto, Coimbra, aunque todo estaba un poco en el aire, pues el afán de conseguir un poco de playa, parecía el objetivo más concreto a conseguir.
El peaje de la autopista portuguesa que nos une nos quitaba el sueño. La verdad es que eso de que somos vehículos de nivel 2, es decir, algo así como pequeños camiones, debido a las dobles ruedas traseras de nuestra AC nos hace pagar siempre más de lo que podia ser razonable.
Queríamos una ruta nueva, hacia Ciudad Rodrigo, por la A66 y después por la EX 108 y Ex 109 y ya en Salamanca por la CL 526 y la N 620 que nos dejó en el regazo de nuestros vecinos. Había estado investigando la ruta y descubrí que desde la misma frontera hasta las puertas de Aveiro discurría una antovía portuguesa, la A 25. Justo y verdadero.
Antes de pasar la raya, decidimos repostar. Conocemos que los carburantes portugueses son más caros que los nuestros, aunque parece que nos estamos dando cuenta de nuestro atraso y vanmos a ver si los pillamos (1,15 €/l en España y 1,25/1,33 €/l en Portugal))
.
Nuestra AC, a poco más de 100 km/h se deslizaba por esa estupenda y gratuita vía rápida portuguesa. Nos daba igual la velocidad del resto de los vehículos, ligeros o pesados, que nos adelantaban o adelantábamos.
Como siempre pasa, siempre, siempre, los planes están hechos para romperlos. Aveiro no sería nuestra llegada del primer día al menos. Oporto nos esperaba. Oporto y sus puentes. Oporto y su tráfico y los autocaravanistas internacionales que visitan la ciudad sus coordenadas "falsas". Dos lugares para parar y pernoctar, dos y ninguno de ellos fue factible. Uno porque no cabíamos por la puerta y el otro, porque supongo que el que puso las coordenadas en Ínternet tuvo la suerte de su lado el día que llegó a Oporto, en el mismo centro de la ciudad quería el tío que pernoctáramos. Tampoco busquéis el camping, porque ya cerró hace algún tiempo, nos dijo un policía. Así que y según su recomendación en los aparacamientos de un edificio pasamos la noche sin ningún tipo de problema.
Nos despertamos pronto y más por ser domingo y encima una hora menos que en España. Cuando nos pusimos en marcha, Oporto todavía dormía. Teníamos poca esperanza de encontrar un sitio para dejar nuestro yate de carretera, de cualquier manera decidimos poner rumbo al centro histórico. Sabíamos que no conseguiríamos aparcar, pero al menos disfrutaríamos de un recorrido por sus empedradas calles. El tráfico casi imperceptible se agradeció.
Nos dirigimos hacia el sur y el GPS nos llevó por carreteras en las que tras llegar a Aveiro sólo habíamos soltado un par de euros o así. Es una verdadera ventaja esto del GPS, aunque a veces incomprensiblemente te lleva por lugares en los que te acuerdas de la madre del GPS y de todos los aparatos modernos.
Por los alrededores de Aveiro, nos parecío una buena idea. Quizás Oporto, Coimbra, aunque todo estaba un poco en el aire, pues el afán de conseguir un poco de playa, parecía el objetivo más concreto a conseguir.
El peaje de la autopista portuguesa que nos une nos quitaba el sueño. La verdad es que eso de que somos vehículos de nivel 2, es decir, algo así como pequeños camiones, debido a las dobles ruedas traseras de nuestra AC nos hace pagar siempre más de lo que podia ser razonable.
Queríamos una ruta nueva, hacia Ciudad Rodrigo, por la A66 y después por la EX 108 y Ex 109 y ya en Salamanca por la CL 526 y la N 620 que nos dejó en el regazo de nuestros vecinos. Había estado investigando la ruta y descubrí que desde la misma frontera hasta las puertas de Aveiro discurría una antovía portuguesa, la A 25. Justo y verdadero.
Antes de pasar la raya, decidimos repostar. Conocemos que los carburantes portugueses son más caros que los nuestros, aunque parece que nos estamos dando cuenta de nuestro atraso y vanmos a ver si los pillamos (1,15 €/l en España y 1,25/1,33 €/l en Portugal))
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Nuestra AC, a poco más de 100 km/h se deslizaba por esa estupenda y gratuita vía rápida portuguesa. Nos daba igual la velocidad del resto de los vehículos, ligeros o pesados, que nos adelantaban o adelantábamos.
Como siempre pasa, siempre, siempre, los planes están hechos para romperlos. Aveiro no sería nuestra llegada del primer día al menos. Oporto nos esperaba. Oporto y sus puentes. Oporto y su tráfico y los autocaravanistas internacionales que visitan la ciudad sus coordenadas "falsas". Dos lugares para parar y pernoctar, dos y ninguno de ellos fue factible. Uno porque no cabíamos por la puerta y el otro, porque supongo que el que puso las coordenadas en Ínternet tuvo la suerte de su lado el día que llegó a Oporto, en el mismo centro de la ciudad quería el tío que pernoctáramos. Tampoco busquéis el camping, porque ya cerró hace algún tiempo, nos dijo un policía. Así que y según su recomendación en los aparacamientos de un edificio pasamos la noche sin ningún tipo de problema.
Nos despertamos pronto y más por ser domingo y encima una hora menos que en España. Cuando nos pusimos en marcha, Oporto todavía dormía. Teníamos poca esperanza de encontrar un sitio para dejar nuestro yate de carretera, de cualquier manera decidimos poner rumbo al centro histórico. Sabíamos que no conseguiríamos aparcar, pero al menos disfrutaríamos de un recorrido por sus empedradas calles. El tráfico casi imperceptible se agradeció.
Nos dirigimos hacia el sur y el GPS nos llevó por carreteras en las que tras llegar a Aveiro sólo habíamos soltado un par de euros o así. Es una verdadera ventaja esto del GPS, aunque a veces incomprensiblemente te lleva por lugares en los que te acuerdas de la madre del GPS y de todos los aparatos modernos.
1 comentario:
No conozco ni Aveiro, Oporto, Coimbra ni Fátima, pero sin duda, me encantaría visitar Oporto. Un saludo
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